SM el Rey Mohammed VI ha enviado un mensaje a la 27-ª cumbre de la Unión Africana, que se celebra en Kigali.

El mensaje Real fue entregado este domingo al presidente chadiano, Idriss Deby Itno, presidente en funciones de la UA, por Rachid Talbi Alami, presidente de la Cámara de Representantes.

Este es el texto íntegro del mensaje de SM el Rey:

“Loor a Dios, la oración y el saludo sean sobre nuestro señor Enviado de Dios, su familia y compañeros,

Excelentísimo Señor Don Idriss Déby Itno, Presidente de la República del Tchad, Presidente de la 27ª Cumbre de la Unión Africana,

Excelentísimo Señor Don Paul Kagame, Presidente de la República de Rwanda, Anfitrión de la Cumbre,

Señoras y Señores Jefes de Estado y de Gobierno,

Excelencias, Señoras y Señores,

Con viva emoción me dirijo hoy a nuestra gran y noble familia africana.

Lo hago en tanto que Nieto de Su Majestad el Rey Mohammed V, uno de los símbolos potentes del desarrollo de la conciencia panafricana y uno de los artífices más comprometidos -junto con los Presidentes Gamal Abdel Nasser, Ferhat Abbes, Modibo Keita, Sekou Touré y Kwame N’Kruma- de la histórica Conferencia de Casablanca de 1961, que anunció un África emancipada y fundadora de la integración africana.

Lo hago igualmente como hijo de Su Majestad el Rey Hassan II que, en el mismo año, reunió la Conferencia de los Movimientos de liberación de las colonias bajo dominación portuguesa en África, contribuyendo de manera paciente a la estabilidad de numerosas regiones de nuestro continente y permitiendo reforzar los lazos de amistad y fraternidad con numerosos países africanos.

También lo hago en tanto que Rey de un País Africano, cuya identidad es el fruto de un determinismo geográfico, de una historia común vertebrada por notables acontecimientos y por un rico cruce humano resultante del correr de los siglos y de los ancestrales valores culturales y espirituales.

Es un país cuyo compromiso a favor de las causas justas no necesita demostrarse; un país que ha sido y será siempre animado por una fe inquebrantable en un África fuerte por sus riquezas y potencialidades económicas, orgulloso de su patrimonio cultural y cultual y que confía en su futuro.

Señor Presidente,

Señoras y Señores Jefes de Estado y de Gobierno,

A pesar de haber dejado de ser miembro de la OUA, Marruecos jamás se separó de África.

«Marruecos es africano y africano seguirá siendo, y todos los marroquíes continuaremos al servicio de África… estaremos en la vanguardia para preservar la dignidad del ciudadano africano y el respeto de nuestro continente…». Tales fueron las palabras de Su Majestad el Rey Hassan II, en su Mensaje a la XX Cumbre de la OUA que anunció la retirada de Marruecos el 12 de noviembre de 1984.

Las palabras del llorado Soberano fueron proféticas y la conclusión, evidente: Marruecos ha respetado su promesa.

Efectivamente, más de tres décadas después, veremos que África jamás había estado en el centro de la política exterior y de la acción internacional de Marruecos, como lo está ahora.

Así pues, ha desarrollado un modelo único, auténtico y tangible, de cooperación Sur-Sur, que no sólo ha permitido consolidar los dominios tradicionales de la formación y asistencia técnica, sino que se ha dirigido también hacia nuevos sectores estratégicos como la seguridad alimentaria y el desarrollo de las infraestructuras.

Este irreversible proceso es imparable, por desgracia para algunos.

La importante implicación de los operadores marroquíes y su fuerte presencia en los dominios de la banca, seguros, transporte aéreo, telecomunicaciones y vivienda, hacen que el Reino sea hoy por hoy el primer inversor africano en el África del Oeste.

Desde luego, ya es el segundo inversor del continente, pero sólo por poco tiempo todavía, si se atiende a su voluntad de convertirse en el primero.

Además, Marruecos pertenece a dos de las ocho Comunidades económicas Regionales dependientes de la Unión Africana, a saber, la Unión del Magreb Árabe (UMA) y la Comunidad de los Estados Sahelo-Saharianos (la CENSAD).

Goza de un estatuto de Observador ante la Comunidad Económica de los Estados del África del Oeste (CEDEAO) y aspira a un prometedor partenariado con la Comunidad Económica de los Estados de África Central (CEEAC). También fue iniciador, en 2009, de la Conferencia Ministerial de los Estados africanos Ribereños del Atlántico.

Por otra parte, la participación del Reino en todos los partenariados bi-regionales y bi-continentales de África es una prueba suplementaria de su disponibilidad para defender siempre los intereses del continente, en el plano internacional, y para poner a contribución su red de intercambios al servicio de las relaciones de África con el resto del mundo.

Finalmente, y fiel a su tradición de solidaridad y a su aspiración a la paz en el mundo, el Reino de Marruecos, desde su salida de la OUA, no ha parado de llevar a cabo múltiples iniciativas a favor de la estabilidad y seguridad.

Se trata, sobre todo, de la contribución a las operaciones de mantenimiento de la paz en Côte d’Ivoire, República Democrática del Congo y República Centroafricana, a los esfuerzos de mediación en la región del «Río MANO», y recientemente en Libia, así como a la reconstrucción post conflicto en Guinea, Sierra Leona, Mali y Guinea Bissau.

La lista de los compromisos asumidos por Marruecos en estos diversos dominios es bastante larga como para enumerarlos aquí. Permítaseme no decir más por pudor y preferencia.

A pesar de tales evidencias, algunos países siguen pretendiendo que Marruecos no tiene vocación como para representar a África, porque su población no es mayoritariamente negra. África no se reduce a un color. Seguir insinuándolo, significa conocer mal nuestras realidades.

Conozco África y sus culturas mejor de lo que muchos pueden pretender. Gracias a mis múltiples visitas, conozco también la realidad del terreno, y lo digo midiendo mis palabras. Una realidad hecha de importantes desafíos cotidianos y de falta de recursos, pero también de dignidad, de historias logradas y de compromiso ciudadano.

Por esta razón, todos aquellos que denigran Marruecos, realmente perjudican a los propios africanos. La popularidad del Reino y su dimensión en África, no necesitan ninguna demostración ni prueba.

No estoy aquí para hacer de canónigo predicador de la presencia de Marruecos en África. Los resultados hablan por sí solos y no necesitan ningún comentario.

Tampoco estoy aquí para dar lecciones a nadie. Demasiado respeto guardo a los africanos como para hacerlo.

Señor Presidente,

Señoras y Señores Jefes de Estado y de Gobierno,

Marruecos, abandonó la OUA pero jamás a África. Lo único que ha hecho es irse de una institución, en 1984, en unas circunstancias muy particulares.

Su relación pasional con su continente explica el sentimiento legítimo de que el reconocimiento de un seudo Estado fue duro de aceptar por el pueblo marroquí.

Efectivamente, es difícil aceptar que el Reino, nación perenne y ancestral, fuera comparado con una entidad que no dispone de ningún atributo de soberanía, y desprovista de cualquier representatividad o efectividad.

Esta convicción de que se trataba de una herida, hace años que sueño revelársela a Ustedes. Hoy se me ofrece la ocasión para hacerlo, y tengo la certidumbre de que en esta noble asamblea hallará oídos atentos y serenos.

Este inmoral hecho consumado y este golpe de Estado contra la legalidad internacional, llevaron al Reino de Marruecos a evitar la división de África pagando el tributo de una dolorosa decisión, abandonando a su familia institucional.

Unánimemente, el pueblo marroquí y el conjunto de sus fuerzas, consideraron que esta adhesión era inaceptable, por fractura y connivencia, de una entidad no soberana.

La historia recordará este episodio como un engaño y un desvío de procedimientos, al servicio de no se sabe qué intereses. Un acto comparable a una corrupción de menores, ya que la OUA era todavía adolescente en esta época.

¿Cómo pudimos llegar hasta este punto? Estoy seguro de que todo el mundo conoce la respuesta, que se impone por sí sola.

Ha llegado el tiempo para apartar las manipulaciones y la financiación de los separatismos, dejando de mantener en África los conflictos de otras épocas, para privilegiar una única opción, a saber, la del desarrollo humano sostenible, de la lucha contra la pobreza y la malnutrición, de la promoción de la salud de nuestros pueblos, de la educación de nuestros hijos y de la mejora del nivel de vida de todos.

Este imperativo ético rechaza y condena los extravíos del pasado y los actos que van a contracorriente del sentido de la historia.

Señor Presidente,

Señoras y Señores Jefes de Estado y de Gobierno,

El reto que permanece por relevar, para nuestro continente, después de transcurrida más de una década desde el nacimiento de la Unión Africana, no es otro sino el de la unidad y cohesión de nuestra gran familia.

Para su realización, habría que tomar la vía de la lucidez y del coraje, la que nuestros mayores, los primeros panafricanos, habían privilegiado.

África, que durante mucho tiempo fue descuidada, es ahora insoslayable. La era en la que era únicamente un objeto en las relaciones internacionales, ha quedado atrás. Ahora se afirma, progresa y se asume sobre la escena internacional. Ahora ya se presenta como un interlocutor activo y respetado en el seno del debate sobre la Gobernanza mundial.

Por ello, en lo que se refiere a la cuestión del Sáhara, el África institucional no puede soportar por más tiempo los lastres de un error histórico y de un legado engorroso.

¿No estaría la Unión Africana en evidente contradicción con la legalidad internacional, ya que este supuesto Estado no es miembro ni de la Organización de las Naciones Unidas, ni de la Organización de la Cooperación Islámica y ni de la Liga de los Estados Árabes, tampoco lo es de ninguna otra institución subregional, regional o internacional?

Pero lo que me interesa de manera más concreta, es la postura de nuestro continente. ¿Acaso la UA podría permanecer en desfase con la posición nacional de sus propios Estados miembros, ya que al menos 34 países no reconocen o ya no reconocen esta entidad?

Incluso entre los 26 países que se habían colocado en el campo de la división en 1984, sólo perdura una estricta minoría de una decena de países.

Esta evolución positiva, por otra parte, se conforma con la tendencia observada a escala mundial. Desde el año 2000, 36 países retiraron su reconocimiento al Estado fantasma.

La Unión Africana se encuentra también en total desfase con la evolución de la cuestión del Sáhara, a escala de las Naciones Unidas. Un proceso se halla en curso, bajo la supervisión del Consejo de Seguridad, para alcanzar una solución política definitiva a este diferendo regional.

Por lo tanto, la UA sola no puede prejuzgar el destino de este proceso. Por su neutralidad recuperada, podría, por el contrario, contribuir de una manera constructiva al advenimiento de esta solución.

Señor Presidente,

Señoras y Señores Jefes de Estado y de Gobierno,

Hace ya mucho tiempo que nuestros amigos nos piden regresar para estar con ellos, y para que Marruecos recupere el lugar natural que le corresponde en el seno de su familia institucional. Así pues, este momento ha llegado.

Tras pensarlo, nos ha parecido evidente que cuando un cuerpo está enfermo se cura mejor desde dentro que desde fuera.

El tiempo de las ideologías ha quedado atrás. Nuestros pueblos necesitan hechos concretos y acciones tangibles. La geografía no se puede cambiar. Tampoco podemos substraernos al peso de la historia.

He aquí cuantos hechos abogan por que Marruecos deje de permanecer fuera de su familia institucional y pueda, de este modo, recuperar su lugar natural y legítimo en el seno de la UA. Actuando desde el interior, contribuirá a hacer de la misma una organización más fuerte, orgullosa de su credibilidad y aliviada de los oropeles de un período superado.

Con este regreso, Marruecos quiere continuar su compromiso al servicio de África, reforzando su implicación en todas las cuestiones que le preocupan.

De este modo, se compromete a contribuir de manera constructiva a la agenda y actividades de la UA.

Marruecos, que el próximo mes de noviembre albergará la COP 22, sabrá defender la postura de nuestro continente, fuertemente afectado por las cuestiones climáticas y el desarrollo sostenible.

La cooperación -desde luego intensa con numerosos países en el plano bilateral- se verá ampliada y enriquecida. La pericia y el saber hacer de Marruecos podrán entonces desplegarse sobre un terreno aún más amplio y mejor organizado.

Es el caso de manera muy particular de las cuestiones de seguridad y lucha contra el terrorismo. La experiencia marroquí, ampliamente reconocida en el plano internacional y requerida por numerosos países, incluidos los europeos, será puesta al servicio de la seguridad y estabilidad de todos los países africanos, particularmente de los del África del Oeste y Central.

Esta decisión de volver, reflexionada y madurada durante mucho tiempo, emana de todas las fuerzas vivas del Reino.

Con este acto histórico responsable, Marruecos quiere obrar en el seno de la UA con vistas a trascender las divisiones.

 Señor Presidente,

Señoras y Señores Jefes de Estado y de Gobierno,

Hoy, Marruecos se sitúa dentro de la perspectiva decidida y sin equívocos, de volver a su familia institucional y continuar con más ardor y convicción la asunción de las responsabilidades que le incumben.

Confía en la prudencia de la UA para restablecer la legalidad y corregir los traspiés. Como bien reza el refrán: “La evidencia es la única prueba de que la verdad existe”.

Wassalamou alaikoum warahmatoullahi wabarakatouh”.